jueves, 17 de marzo de 2016

Burlak, el cohete ruso lanzado desde un bombardero estratégico

Maqueta del Burlak/Diana.
A lo largo de las últimas décadas se han propuesto numerosos sistemas de lanzamiento espacial desde aviones, pero solo el Pegasus de la empresa orbital logró entrar en servicio allá por 1990. Pero, ¿y Rusia? El proyecto más parecido al Pegasus norteamericano desarrollado en este país fue conocido como Burlak, aunque desgraciadamente nunca llegó a hacerse realidad. A diferencia del Pegasus, que despega desde un avión civil Lockheed L-1011 TriStar modificado, el Burlak debía haber usado como plataforma el bombardero estratégico supersónico Túpolev Tu-160.

Sistema de lanzamiento aéreo ruso Burlak.
El origen del Burlak fue debido, como no, al fin de la Guerra Fría. En 1991 la empresa MKB Ráduga (‘arcoíris’) decidió adaptarse a los nuevos tiempos. Ráduga se había dedicado hasta entonces a la construcción de misiles, siendo su producto estrella el misil de crucero Kh-55 (Х-55), capaz de alcanzar 3000 kilómetros lanzado desde los bombarderos Tu-95 y Tu-160 cargado con una ojiva nuclear de 200 kilotones. MKB Ráduga usó precisamente la tecnología del Kh-55 para crear el complejo de lanzamiento aéreo AKK Burlak (Aviatsionno-Kosmícheski Kompleks Burlak) (los burlaki eran los famosos bateleros del Volga, es decir, los trabajadores que se dedicaban a remolcar barcos por los ríos de la Rusia imperial usando como únicos recursos algunas cuerdas y la fuerza bruta. Puede que no sea el nombre más apropiado para un sistema de lanzamiento espacial, aunque si tenemos en cuenta sus rudos orígenes militares quizás la cosa tenga más sentido).

Características del lanzador Burlak.
Burlak era un cohete de dos etapas de 30,5 toneladas y unas dimensiones de 21,4 x 1,6 metros capaz de situar en una órbita baja de entre 200 a 1100 kilómetros de altura una carga útil de entre 550 y 775 kg. Como comparación, el Pegasus estadounidense posee tres etapas, una masa de 23,1 toneladas (Pegasus XL) y unas dimensiones de 17,6 x 1,3 metros, siendo capaz de situar unos 440 kg en órbita baja. No obstante, la principal diferencia consistía en que Pegasus era un lanzador de combustible sólido, mientras que Burlak debía haber empleado combustibles líquidos hipergólicos (hidracina y tetróxido de dinitrógeno). En la primera etapa Burlak usaría un motor R0.201 de 70 toneladas de empuje, mientras que en la segunda llevaría un R0.202 de 8,5 toneladas. Se contempló la opción de usar una tercera etapa -versión Burlak-T- para aumentar la carga útil en órbitas ecuatoriales hasta los 1500 kg.
Prestaciones del Burlak.
La ventaja de usar un bombardero estratégico como el Tu-160 es que el Burlak podía ser lanzado a una distancia de 5000 kilómetros con respecto al aeropuerto o base usada por la aeronave, una distancia que podía aumentar a 11000 kilómetros en caso de usar otro aeropuerto y no volver a la pista de origen. De este modo se podían alcanzar latitudes muy bajas, lo que aumentaba la capacidad de carga disponible para satélites que no requieran órbitas polares. Puesto que fue diseñado usando la tecnología de un misil de crucero, el Tu-160 era capaz de lanzar el Burlak bajo casi cualquier condición meteorológica -la guerra nuclear no entiende de mal tiempo- y tanto en vuelo subsónico (0,8 Mach y 10 kilómetros de altura) como supersónico (1,7 Mach y 13,5 kilómetros). Burlak debía ser capaz de usar los sistemas de posicionamiento global GPS o GLONASS para guiarse y aumentar así la precisión de su trayectoria.

Modelo de un Tu-160SK con un Burlak.
Burlak fue ofertado en el mercado internacional entre 1992 y 1994 bajo el nombre paralelo de Diana gracias a la colaboración con la agencia espacial alemana DARA (actualmente DLR). El coste por lanzamiento se estimaba entonces en 2,5 millones de dólares, pero se encontró con una serie de dificultades que impidieron su puesta en servicio. La más importante era que se requería modificar el Tu-160 para las misiones espaciales -la versión para lanzamientos del Burlak se denominó Tu-160SK- y, obviamente, nos podemos imaginar que los militares rusos no se mostraron muy entusiastas ante la idea de prescindir de una de sus armas estratégicas favoritas. Por este motivo se intentó usar alguno de los 19 Tu-160 ucranianos cuyo destino todavía estaba en el aire -nunca mejor dicho- a mediados los años 90 (a finales de la década ocho de los mismos fueron cedidos a Rusia y el resto fue desmantelado). Los alemanes, por su parte, tenían pensado lanzar el Burlak desde el Concorde, así que es difícil decidir cuál de las dos opciones era la menos surrealista.

Maqueta del Burlak/Diana.
Además del Tu-160SK, cada lanzamiento contaría con un avión Ilyushin Il-76SK que serviría de centro de mando móvil y para recibir la telemetría (en el caso del Pegasus esta tarea la realiza el mismo avión lanzador). MBK Ráduga, en un alarde de entusiasmo, también planeó una versión avanzada del Burlak, llamada Burlak-M, dotada de una primera etapa con un motor hipersónico.

En 1995 se presentó en sociedad un avión Tu-160 con una maqueta de madera del Burlak y para entonces se esperaba poder llevar a cabo el primer lanzamiento en 1998. Los encargos no llegaron, pero el proyecto se resistió a desaparecer. En 2001 el proyecto pasó a ser bautizado como HAAL (High Altitude Aerial Launch) y el coste por misión aumentó a los cinco millones de dólares. Como era de esperar, Burlak languideció lentamente hasta desaparecer. Paradójicamente, su principal competencia eran los lanzadores rusos como Dnepr o Rokot, construidos a partir de misiles balísticos (ICBM). Con unos precios tan bajos, Burlak no tenía nada que hacer contra ellos. Fuente: http://danielmarin.naukas.com/2015/09/23/burlak-el-cohete-ruso-lanzado-desde-un-bombardero-estrategico/, http://www.testpilot.ru/russia/raduga/burlak/burlak.htm,



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